Frase de Carlos Barral

El amor entendido como gimnasia entre gente desocupada no me interesa.... - Carlos Barral

El amor entendido como gimnasia entre gente desocupada no me interesa.

Carlos Barral

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Hay muchos literatos que, pretendiendo castigar el estilo, castigan a los lectores.

Clarín

Que nadie, mientras sea joven, se muestre remiso en filosofar, ni, al llegar a viejo, de filosofar se canse. Porque, para alcanzar la salud del alma, nunca se es demasiado viejo ni demasiado joven.

Epicuro

La República se identifica en el pueblo con libertad y democracia.

Felipe González

Me han tachado de todo, pero a mí me vale.

Gloria Trevi

Los Gobiernos pasan, las sociedades mueren, la policía es eterna.

Honoré de Balzac

En las luchas conyugales suele salir vencedor aquel de los dos a quienes menos importa la paz.

Jean Rostand

Todo vicio es un hábito, pero no todo hábito es vicio. El buen hábito es rutina y disciplina.

Jorge González Moore

La arquitectura es el punto de partida del que quiera llevar a la humanidad hacia un porvenir mejor.

Le Corbusier

¡Desgraciados los pueblos que no tienen ideales!

Leandro Alem

Bajo la máscara de la temeridad se ocultan grandes temores.

Lucano

Es el momento de la verdad. Mi pueblo está esperando escuchar la respuesta del mundo. Somos el último pueblo en estar ocupado. ¿Permitirá el mundo a Israel estar por encima de la ley? ¿Es esto aceptable?

Mahmud Abbas

Es normal que el Gobierno tema a alguien que se emociona con poemas del Camarada Arenas.

Pablo Hasél

No quiero el calor de vuestro fuego, no quiero el agua de vuestras tinajas. Quiero sólo un lugar para mi canción.

Roberto Obregón

El ser amado es reconocido por el sujeto amoroso como átopos, es decir como inclasificable, de una originalidad imprevisible. Es átopos el otro que amo y que me fascina. No puedo clasificarlo puesto que es precisamente el único, la imagen singular que ha venido milagrosamente a responder a la especificidad de mi deseo. Es la figura de mi verdad.

Roland Barthes

Así pasa la gloria del mundo.

Tomás de Kempis