Frase de Jonathan Kozo

Luchemos por cosas lo bastante grandes para que nos importen, y lo suficiente pequeñas para poder ganarlas.... - Jonathan Kozo

Luchemos por cosas lo bastante grandes para que nos importen, y lo suficiente pequeñas para poder ganarlas.

Jonathan Kozo

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Explorar Frases

Uno anhela un director con un sentido de la imaginación.

Alan Rickman

No hay nada tan rápido como un sentimiento de antipatía.

Alfred de Musset

Siempre somos dignos de recibir los bienes en los cuales creemos firmemente.

Amado Nervo

Existe una convención poco tácita entre el autor y el lector, por la cual el primero se denomina enfermo, y acepta al segundo como enfermero. ¡El poeta es quien consuela a la humanidad! Los papeles están arbitrariamente invertidos.

Conde de Lautréamont

Sólo le pertenezco a alguien: a mí mismo.

David Carradine

De no hablar sino cuando fuere preciso, raramente despegaríamos los labios.

Epicteto

Desgraciadamente, la opinión tiene más fuerza que la verdad.

Estobeo

Un motor rotativo de combustión interna en el que un rotor triangular gira dentro de una carcasa especialmente diseñada, y que realiza las mismas funciones que los pistones de un motor convencional, pero reduciendo peso y número de partes móviles.

Felix Wankel

Siempre hay un momento en la infancia en el que se abre una puerta y deja entrar al futuro.

Graham Greene

La convicción profunda de un hombre le substrae a los ataques del ridículo.

John Stuart Mill

La gratitud es crimen cuando ataja el camino a la justicia.

José Echegaray

Siempre es bueno tener una visión ortogonal de algo. Esto desarrolla ideas.

Ken Thompson

El mundo está lleno de cosas más poderosas que nosotros. Pero si sabes cómo cabalgarlas, te llevan a sitios.

Neal Stephenson

El hombre que no piensa por sí mismo es un esclavo. Y un traidor a sí mismo y al resto de la Humanidad.

Robert G. Ingersoll

Olvida esta tu lengua, sí. Pero si el maketo, penetrando en tu casa, te arrebata a tus hijos y tus hijas para quitar a aquellos su lozana vida y prostituir a éstas... entonces, no llores.

Sabino Arana