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Creo en cierta combinación de esperanza y luz que dulcifica los peores destinos. Creo que esta vida no lo es todo; ni el principio ni el fin. Creo mientras tiemblo; confío mientras lloro.
Charlotte Brontë
La suerte ha reservado un rinconcito para usted. De usted depende coger con la mano la fortuna que le ofrecen. Que lo haga o no, es discutible.
Es inútil aconsejarcalma a los humanos cuando experimentan esa inquietud que yo experimentaba. Si necesitan acción y no la encuentran, ellos mismos la inventarán.
La violencia no es el mejor medio de vencer el odio, y la venganza no remedia las ofensas.
Sostén como puedas un espíritu alegre; y nunca dudes que el destino ofrece un futuro grato por el dolor presente.
Mejor no tener lógica que sentimientos.
Cada nuevo capítulo de una novela es como un nuevo cuadro en una obra teatral.
El más estoico es, al fin, un ser humano.
Las pequeñas doctrinas humanas, que sólo tienden a enorgullecer y a magnificar a unos pocos, no deberían ser sustituidas por el credo redentor mundial de Cristo.
Cuando me senté bajo una extraña bóveda de árboles, con la nada como compañía, sin amor ni amigos, mi corazón se volvió de pronto hacia ti, y sentí tu amistad, un lazo suave sobre mis manos.
¡Qué cosa tan extraña son los presentimientos! Ellos, como las simpatías espontáneas y los signos que se hallan en todas las cosas, constituyen un misterio del que la humanidad no ha encontrado la clave.
El mero hecho de comunicarme con unos oídos humanos y sensibles, aunque consagrados... el mero hecho de verter una parte del dolor largo tiempo acumulado, y largo tiempo reprimido, en una vasija de la que no podía volver a escapar... había sido muy beneficioso para mí. Me sentí reconfortada.
Yo inicié o, mejor dicho, me hicieron iniciar (a mí, como a todos los equivocados, nos gusta achacar la mitad de nuestra mala suerte a las circunstancias adversas) un camino tortuoso cuando sólo tenía veinte años.
Es mejor estar sin lógica que sin sentimiento.
Hasta en una vida tan triste como la mía no faltaba alguna vez un rayo de sol.
No dejaremos que sus locuras nos atribulen, como de quien viene los tomaremos; y al final de cada día encontraremos una risa alegre como hogar.
Aunque todo el mundo te odiase, mientras tu conciencia estuviese tranquila, nunca, créelo, te faltarían amigos.
El interés del que escucha estimula la lengua del que habla.
La vida es demasiado corta para perderla en odios infantiles y en recuerdos de agravios.
Los prejuicios, y es bien sabido, son difíciles de erradicar del corazón de aquellos que nunca han fertilizado su educación. Crecen allí, firmes como malas hierbas entre rocas.
Si hay palabras y agravios como cuchillos, cuyas profundas heridas nunca cicatrizan -ultrajes cortantes e insultos de dentado y venenoso filo-, hay también palabras de consuelo demasiado dulces para el oído receloso, y cuyo eco perdura en nuestra memoria: detalles que son como caricias...
Eludir el sufrimiento era lo más cercano a la felicidad que yo esperaba conocer.
Había algo que si no era dulzura podía considerarse como una manifestación parecida a ese sentimiento.
¿Para qué evocar el pasado cuando el presente es mucho más seguro y el porvenir mucho más luminoso?
Dadle cuerda en cantidad suficiente y se ahorcará con ella.
El tiempo tiene la virtud de disipar los afanes de venganza y extinguir los impulsos de aversión.
Esa fortaleza de ánimo que resulta más valiosa para quien la posee que una fortuna.
No hay nada como tomarse lo que uno hace con moderación: aporta serenidad a nuestro cuerpo y a nuestro espíritu; mientras que las ideas grandilocuentes tienden a sumir a ambos en un estado febril.
Por tu propio respeto, no ofrezcas tu amor a quien no te lo pide y acaso te lo despreciara.
¡Qué frágil es el corazón que arde, embriagado de intentos y anhelos!
Voy a seguir la ley dada por Dios, sancionada por el hombre. Voy a mantener a los principios recibidos por mí cuando estaba en mis cabales, y no loca como lo estoy ahora. Las leyes y los principios no sólo son para los tiempos en los que no hay tentación... Tienen un valor.
cuando uno cae en el error siente luego remordimientos y, créalo, el remordimiento es el veneno de la vida. -Pero el arrepentimiento es el antídoto de ese veneno, señor.
Dónde miles de aves con las más dulces voces, dónde brama la salvaje tormenta y miles de arroyos se deslizan suaves, allí se forma su concierto poderoso.
Los hombres nos juzgan por el éxito en nuestros esfuerzos, Dios mira los esfuerzos por sí mismos.
He vuelto mis ojos, convocados por ti. Esta tormenta que surge no retendrá mi espíritu, sino que lo exaltará. Todo mi cielo residió en tu pecho, y sólo allí encontraré la eternidad.
Era un gran narrador: empleaba el lenguaje que los niños aman y los sabios emulan; una dicción simple en su fuerza y fuerte en su simplicidad.
Si mi maestro me retira su amistad, no tendré esperanza.
Una mente alterada provoca una almohada inquieta.
Leeré mi victoria en tus ojos, contemplando, y probando el cambio; luego dejaré, indiferente, mi noble premio en manos de las armas distantes.
Es insensato lamentarse, aunque estemos condenados a partir: lo único sensato es recibir el recuerdo de alguien en el corazón.