Tú crees en un Dios que juega a los dados y yo creo en una ley y un orden completos en un mundo que existe objetivamente.
Albert Einstein
La educación es el método por el cual uno adquiere más alto grado de prejuicios.
Anónimo
La memoria está siempre a las órdenes del corazón.
Antoine de Rivarol
Les he dado mi pan, ¡vaya negocio! Tendrán hambre esta noche, tendrán hambre mañana. La religión de Cristo, es una religión de desesperación, porque desespera de la vida y sólo tiene esperanza en la eternidad.
Charles Péguy
Cuando algo nos desagrada es mucho más fácil criticar y censurar que tratar de comprender el punto de vista del prójimo. Con frecuencia es más fácil encontrar defectos que pronunciar elogios. Es más fácil hablar acerca de lo que uno quiere que de lo que quieren los demás. Y todo es así.
Dale Carnegie
Sé tolerante con la imperfección ajena, no con la tuya.
Frank Tyger
Busquemos la verdad, con la confianza de un niño, y la voluntad de un iniciado.
Helena Blavatsky
Deberíamos estimar las cosas por ser verdaderas, no por ser viejas.
Irvin D. Yalom
Cuando Dios borra, es que va a escribir algo.
Jacques-Bénigne Bossuet
Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso. (Lucas 23:43 Biblia Vaticana.)
Jesús de Nazaret
La fe es la fuerza del genio. Para imantar a una era necesita amar su ideal y transformarlo en pasión.
José Ingenieros
... En los pechos valerosos, bastantes por si a emprender los casos dificultosos, el alcanzar y vencer consiste en ser venturosos; mas en que un hombre perdone viéndose ya vencedor, a quien le quitó el honor, nada la fortuna pone; todo se debe al valor.
Juan Ruiz de Alarcón
Aprender nunca es vergonzoso para un maestro cuando las cosas a saber son útiles.
Leon Battista Alberti
Muy pronto la televisión, para ejercer su influencia soberana, recorrerá en todos los sentidos toda la maquinaria y todo el bullicio de las relaciones humanas.
Martin Heidegger
Estoy en medio del que soy y del que tu quisieras.
Ricardo Arjona
Puede muy bien un hombre erigirse un trono de bayonetas, pero no podrá sentarse en él.
William Inge