Frase de Álex de la Iglesia

Siguiente →
Además, lo cierto es que siempre matas a quien más quieres. ¿Para qué vas a matar a alguien que no te importa?... - Álex de la Iglesia

Además, lo cierto es que siempre matas a quien más quieres. ¿Para qué vas a matar a alguien que no te importa?

Álex de la Iglesia

Todas las frases de Álex de la Iglesia →

Explorar Frases

Recibe este rostro mío, mudo, mendigo. Recibe este amor que te pido. Recibe lo que hay en mí que eres tú.

Alejandra Pizarnik

Que el hombre sepa que el hombre puede.

Alfredo Barragan

Eres responsable por lo que has cautivado. Eres responsable de tu rosa.

Antoine de Saint-Exupéry

Hamilton se ha llevado a alguien, se ha llevado a Hamilton. (Canadá 2008).

Antonio Lobato

Puede que haya un Dios, Clary, y puede que no lo haya, pero no creo que tenga importancia. En cualquier caso, estamos solos.

Cassandra Clare

El sexo es hereditario. Si tus padres jamás lo practicaron, es muy probable que tú tampoco.

Franz Joseph Emil Fischer

Todos los reformadores son solteros.

George Edward Moore

¿Cómo podemos vivir sin nuestras vidas? ¿Cómo sabremos sobre nosotros sin nuestro pasado?

John Steinbeck

En más de tres siglos de ciencia todo ha cambiado excepto tal vez una cosa: el amor por lo simple.

Jorge Wagensberg

Una especie animal incapaz de hablar acabó inventando el lenguaje, y esa colosal invención -que no tiene autor conocido, que es un producto de la interacción milenaria de inteligencias- cambió la propia naturaleza de la inteligencia original.

José Antonio Marina

Tenía que aprender que quienes le trataban de forma hostil lo hacían debido a su propia debilidad.

Ken Follett

Daisy, un codazo en adelante significa cállate.

Kurt Russell

¿¡Cajas!? ¿¡Cajas!? ¡Lo único que yo tengo que hacer con las cajas es coger un bate de béisbol y liarme a palos hasta que acabe con todas!

Miguel Ángel Fernández Ordóñez

Hay algo de dulce y sosegador, y sobre todo de sabio, en eso que los hombres del mundo llaman aburrirse.

Miguel de Unamuno

La verdad nunca tiene el aspecto impetuoso.

Nicolás Boileau