Frase de Anaïs Nin

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Las ranas croaban en los estanques de los jardines tras de las paredes, los grillos anunciaban el calor del día siguiente. El olor a rosas... - Anaïs Nin

Las ranas croaban en los estanques de los jardines tras de las paredes, los grillos anunciaban el calor del día siguiente. El olor a rosas ganó la batalla de los olores.

Anaïs Nin

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Tuve un sueño y se cumplió quedando con Benny, Björn y Agnetha.

Anni-Frid Lyngstad

Converso con el hombre que siempre va conmigo. Quién habla solo, espera hablar con Dios un día.

Antonio Machado

Nace bárbaro el hombre; redímese de bestia, cultivándose.

Baltasar Gracián

Esto es otra cosa que precisa acabar en el Brasil, esa mentalidad atrasada de que el presidente va a pasear. Tenga paciencia.

Fernando Henrique Cardoso

Cómo pretendes que otro guarde tu secreto si tú mismo, al confiárselo, no lo has sabido guardar.

François de La Rochefoucauld

Todos saben bien que no se debe hablar apenas de la mujer propia, pero ignoran que todavía se debería hablar aun menos de sí mismo.

François de La Rochefoucauld

Todo el mundo tienen miedo, todo. Los que no lo tienen no son normales; esto no tiene nada que ver con el valor.

Jean-Paul Sartre

El mayor don que los padres pueden otorgar a sus hijos es darles la seguridad que tienen dos personas que se aman.

José Antonio Marina

Los hombres hábiles ambicionan convencer, los hombres mediocres o sin talento no aspiran sino mandar.

José Joaquín de Olmedo

El amor es un misterio, una obsesión; un tema inevitable desde todos sus aspectos posibles, como la memoria y el exilio.

Juan Gelman

Nadie es indispensable. Y algo peor: el lugar que ocupamos es siempre un lugar usurpado.

Manuel Vázquez Montalbán

Porque eres mía porque no eres mía porque te miro y muero y peor que muero, si no te miro amor si no te miro.

Mario Benedetti

El ajedrez es el más grande desperdicio de la inteligencia humana después de la publicidad.

Raymond Chandler

El espíritu angustiado por el futuro es calamitoso.

Séneca

Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta.

Teresa de Jesús