Frase de David Bowie

← Anterior Siguiente →
Yo no soy un profeta o un hombre de avanzada edad de piedra, sólo un mortal con potencial de un superhombre.... - David Bowie

Yo no soy un profeta o un hombre de avanzada edad de piedra, sólo un mortal con potencial de un superhombre.

David Bowie

Todas las frases de David Bowie →

Explorar Frases

Las Inglesas tienen dos brazos izquierdos.

Antoine de Rivarol

No los necesitamos. Nunca van a cuidarnos, así que debemos hacerlo nosotros mismos. Iremos a la escuela y empezaremos a ahorrar para mudarnos cuando seamos grandes. Si vamos a salir de esta, tenemos que hacerlo juntos. ¿Trato hecho? Nos iremos de aquí.

Brie Larson

Todos necesitamos testigos de nuestra vida para poder vivirla.

Carlos Fuentes

- ¿Por qué miras a ese señor? - Porque va hablando solo. - Déjalo. ¿No ves que no le mira nadie? - Claro, pobrecillo, por eso le miro yo.

Carmen Martín Gaite

La única forma de volver a casa es venciendo.

Chris Hemsworth

Vive en compartimentos estancos.

Dale Carnegie

Disciplina es hacer lo que tengas que hacer aunque te de pereza. Un día tras otro. No vale darse la gran paliza cada dos semanas, hay que hacerlo cada día. Pero también te diré que si eres constante cada vez será más fácil disciplinarte. Y la sensación de conseguir objetivos y hacerte mejor será impagable.

David Valois

Si Hitler gana, habrá una esclavitud enorme con el nombre: Europa.

Friedrich Kellner

Ningún Estado debe inmiscuirse por la fuerza en la constitución y el gobierno de otro Estado.

Immanuel Kant

Si las cárceles están llenas, las sepulturas, sin embargo, están vacías.

Luigi Lambruschini

En ningún programa electoral se prometía derribar lo que el franquismo había construido. Es el primer cambio político que respeta las ruinas.

Manuel Vázquez Montalbán

Indigno... cobarde.

Mariano Rajoy

El filósofo no claudica ni por amor ni por temor.

Ramon Llull

No puedo obsesionarme en los aspectos negativos. Pienso positivo.

Selena

El tirano muere y su reino termina; el mártir muere y su reino comienza.

Søren Kierkegaard