Frase de David Hume

← Anterior Siguiente →
Los sacrificios humanos de cartagineses, mexicanos y muchos pueblos bárbaros apenas superan la inquisición y las persecuciones de Roma y... - David Hume

Los sacrificios humanos de cartagineses, mexicanos y muchos pueblos bárbaros apenas superan la inquisición y las persecuciones de Roma y Madrid.

David Hume

Todas las frases de David Hume →

Explorar Frases

El final y la perfección de nuestras victorias es evitar los vicios y enfermedades de los que sometemos.

Alejandro Magno

Sólo una caricia me hubiera ayudado a olvidar, que no eran mis labios los que ahora te hacen soñar.

Amaia Montero

Un hombre cuenta sus historias tantas veces que al final él mismo se convierte en esas historias. Siguen viviendo cuando él ya no está. De esta forma, el hombre se hace inmortal.

Billy Crudup

No hay precepto moral que no tenga algún inconveniente.

Denis Diderot

Nadie sabe ser tan modesto a no considerarse mejor de lo que realmente es.

Franz Joseph Emil Fischer

Un lector vive mil vidas antes de morir. Aquel que nunca lee vive solo una.

George R. R. Martin

Vemos las cosas no como son, sino como nosotros somos.

Henry Major Tomlinson

Si bien los molinos de Dios muelen despacio, muelen muy pequeño; aunque con paciencia espera, muele con exactitud todo.

Henry Wadsworth Longfellow

La pintura es un idioma más rico que las palabras.

Jean Dubuffet

No tengo ganas de preocupaciones. Cuando estreno sombrero me hace el efecto de que todos los números que conozco se borran de mi cabeza.

Margaret Mitchell

Suelen hacer falta tres semanas para preparar un discurso improvisado.

Mark Twain

Su teoría es descabellada, pero no lo suficiente para ser correcta.

Niels Bohr

Dios no paga al final de cada semana, pero paga.

Reina Ana de Austria

No admitas jamás cosa alguna como verdad sin haber conocido con evidencia que así era; es decir, evitar con sumo cuidado la precipitación y la prevención, y no admitir en mis juicios nada más que lo que se presente tan clara y distintivamente a mi espíritu, que no tuviese motivo alguno para ponerlo en duda.

René Descartes

En cuanto empecé a caer en la cuenta de la pérdida que había sufrido, comencé a entristecerme sobremanera; entonces me dirigí a una imagen de Nuestra Señora y le rogué con muchas lágrimas que me tomase por hija suya.

Teresa de Jesús