Frase de Edgar Allan Poe

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La muerte de una mujer hermosa es pues incuestionablemente el tema más poético del mundo, e igualmente está fuera de duda que los la... - Edgar Allan Poe

La muerte de una mujer hermosa es pues incuestionablemente el tema más poético del mundo, e igualmente está fuera de duda que los labios más adecuados para ese tema son los del amante en duelo.

Edgar Allan Poe

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Siempre somos dignos de recibir los bienes en los cuales creemos firmemente.

Amado Nervo

He llegado a esa dura etapa de la vida, que es el repliegue.

Arturo Uslar Pietri

La literatura, al menos la buena, es una ciencia con sangre de arte. Como la arquitectura o la música.

Carlos Ruiz Zafón

Su sonrisa fue un modo de llorar con bondad.

Gabriela Mistral

Gran alegría, sobre todo después de un repentino cambio de las circunstancias, tiende a ser en silencio, y habita en el corazón y no en la lengua.

Henry Fielding

Si bien lo miran, no hay nadie que no experimente, en alguna ocasión u otra, y en más o menos grado, sentimientos análogos a los míos respecto del océano.

Herman Melville

De grado o por fuerza, se vive de lo que se niega.

Jean Rostand

Yo no soy un gran señor, pero en mi cielo de tierra cuido el tesoro mejor: mucho, mucho, mucho amor.

María Elena Walsh

El paraíso es una tiranía; allí me sentiré como en casa.

Oscar Wilde

La verdadera gloria consiste en hacer lo que merece escribirse y en escribir lo que merece leerse.

Plinio

El amor es la forma real de Dios. Es la felicidad pura, es devoción, es realización, es todo.

Ramana Maharshi

Queremos que haya poligamia. Para los hombres, como la ha habido siempre, vamos. Pero también para las mujeres, queremos igualdad, pero sin que se pasen de la raya, claro.

Raúl Arévalo

La capacidad de trabajo no es todo, ni razón suficiente y necesaria para infundir sentido a la vida del hombre.

Viktor Frankl

La vida, privados de órganos de los sentidos, no tiene sentido.

Virgilio Olano

Entre los tormentos y desolaciones de la vida se cuenta, pues, la de que nuestros amigos sean incapaces de terminar sus relatos.

Virginia Woolf