Frase de Eduardo Punset

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Vivimos con los cambios tecnológicos del siglo XXI y con instituciones sociales (famila, estado...) del siglo XIX.... - Eduardo Punset

Vivimos con los cambios tecnológicos del siglo XXI y con instituciones sociales (famila, estado...) del siglo XIX.

Eduardo Punset

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Explorar Frases

La vida resulta deliciosa, horrible, encantadora, espantosa, dulce, amarga; y para nosotros lo es todo.

Anatole France

La ironía es una forma de menosprecio.

Aristóteles

Vamos a ser capaces de responder en tiempo real. Si estamos en la pregunta siete, luego cinco o seis ya se publicarán.

Brian Jones

No te fies de las palabras: En esta vida encontrarás a muchas personas que viven mal y hablan bien.

Demófilo

Los disparos produjeron un eco áspero y resonante en el estrecho espacio que había entre las paredes de ladrillo. Terry extendió el brazo, puso la pistola a la altura de los ojos (la Tokarev rusa, que era grande y pesada y parecía un Colt 45 antiguo) e hizo con ella la señal de la cruz sobre los muertos.

Elmore Leonard

La peor enfermedad es el aburrimiento.

Freddie Mercury

El robo sin papeleo es un delito.

Jaume Perich

Los países son como las estrellas: pueden resplandecer y brillar siglos enteros después de su extinción.

Jean Giraudoux

La metafísica es una sustituta de la costumbre, como fuente y garantía de los más altos valores morales y sociales; una filosofía renovada y restaurada por la filosofía cristiana de la Europa medieval.

John Dewey

El propósito de la vida, no importa que esté controlada, es amar a alguien situado cerca de nosotros.

Kurt Vonnegut

Si la música está muriendo, son los músicos quienes la están matando.

Michael Patton

Desear la amistad es un gran error. La amistad debe ser un goce gratuito, como los que proporcionan el arte o la vida.

Simone Weil

El arte debe elevar, no complacer.

Terence Stamp

Una de las emociones que más destruye el amor son los celos o el miedo al engaño.

Walter Riso

Juro por la burra de Balaam que, si sigue callando, haré que se arrepienta de su obstinación. Y diciendo estas palabras, el Califa no pudo evitar lanzar sobre el desconocido una de sus peligrosas miradas; éste ni se inmutó: el ojo asesino no le produjo el menor efecto.

William Beckford