Frase de Francisco Giner de los Ríos

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Las clases deben venir a ser una reunión durante algunas horas, grata, espontánea, íntima, en que los ejercicios teórico... - Francisco Giner de los Ríos

Las clases deben venir a ser una reunión durante algunas horas, grata, espontánea, íntima, en que los ejercicios teóricos y prácticos, el diálogo y la explicación, la discusión y la interrogación mutua alternen libremente con arte racional.

Francisco Giner de los Ríos

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Explorar Frases

La enfermedad es el tirano más temible.

Albert Camus

¡Que paren la Tierra, que yo me bajo!

Anónimo

Hay efectivamente Manueles que nacieron predestinados para ser Manolos toda su vida.

Benito Pérez Galdós

El poder es como un explosivo: o se maneja con cuidado, o estalla.

Enrique Tierno Galván

Lo que los hombres han dado en llamar amistad, no es más que una sociedad de mutuos intereses y un intercambio de servicios; en fin, no es más que un comercio en que el amor propio se propone siempre alguna ganancia.

François de La Rochefoucauld

Hasta qué punto ha coronado el éxito mis esfuerzos, el lector es quien ha de juzgarlo.

Helena Blavatsky

Así pues, libertad y ley práctica incondicionada se implican recíprocamente una a otra.

Immanuel Kant

La historia no es una ciencia; es el arte de mostrar una cara limpia y esconder un culo siniestro.

Leopoldo Marechal

Es increíble lo brutal que puede ser a veces la verdad.

Markus Zusak

No existe lucro ni provecho sino a costa de otro; de modo que en buena cuenta habría que condenar toda clase de ganancias.

Michel de Montaigne

No son los sentimientos de los hombres lo que hace historia, son sus acciones.

Norman Mailer

Amamos los preceptos por causa del maestro.

Oliver Wendell Holmes

No siento el menor deseo de ser un novelista popular, es demasiado fácil.

Oscar Wilde

Las mujeres, cuando aman, ponen en el amor algo divino. Tal amor es como el sol, que anima a la naturaleza.

Plutarco

Como trabajador que soy, tiemblo a la idea de que un químico humanitario y genial descubra una alimentación baratísima. Si bastan diez centavos al día para no perecer, el salario corriente del obrero en los distritos de alta civilización será de diez centavos con toda evidencia, y los demás salarios -incluso el mío- se resentirán de una ciencia tan misericordiosa.

Rafael Barrett