Frase de Henry Ford

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El amor entre un hombre y una mujer verdaderos e íntegros crea el pensamiento y la personalidad humana perfecta.... - Henry Ford

El amor entre un hombre y una mujer verdaderos e íntegros crea el pensamiento y la personalidad humana perfecta.

Henry Ford

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Explorar Frases

No tengo ningún problema en decirle a la gente: ¿Sabes qué? Yo no soy tu niñera, y yo no soy tu iglesia.

Adam Lambert

Con este material se hace la caja negra de los aviones.

Alberto Chicote

Curiosamente, los votantes no se sientes responsables de los fracasos del gobierno que han votado.

Alberto Moravia

Uno hace lo que puede y los amigos hacen el resto.

Andreu Buenafuente

Alguna gente no enloquece nunca. Qué vida verdaderamente horrible deben tener.

Charles Bukowski

La mayoría de las mujeres no lloran tanto la muerte de sus amantes por haberlos querido como por parecer más dignas de ser amadas.

François de La Rochefoucauld

El dinero es como un abrazo o una pierna: si no lo usas se atrofia y lo pierdes.

Henry Ford

Siendo necesario para el progreso moderno que muchas ocupaciones industriales se realicen con capitales cada vez mayores, todo aquello que impida o entrabe la formación de grandes capitales por la agregación de otros más pequeños, hará que sea menor la capacidad productiva de la industria.

John Stuart Mill

Toda revolución es el final de un proceso, y hasta que se cumpla ese proceso, solamente se anotan parciales.

John William Cooke

Las circunstancias se han complicado tanto últimamente que es verdad que tener trabajo es una bendición.

Jorge Bucay

La nación, que pierde la memoria deja de ser una nación, se convierte en una mera colección de personas, que de manera temporal celebran en el territorio.

Józef Pilsudski

Una lenta ceremonia incomprensible nos había acercado en la noche desde nuestras infinitas distancias.

Julio Cortázar

Solo la verdad podría romperme. ¿Qué hay más duro que la verdad?

Patrick Rothfuss

La libertad es el aire respirable del alma humana.

Victor Hugo

Y, al fin declararon que los dioses lo habían querido de este modo. Así olvidaron los hombres que todas las deidades residen en el corazón.

William Blake