Frase de Hugh Prather

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Si me preocupa lo que piensas de mí estoy cerrado ante ti, sin permitirte entrar. No eres una persona para mí pues te he convertido en... - Hugh Prather

Si me preocupa lo que piensas de mí estoy cerrado ante ti, sin permitirte entrar. No eres una persona para mí pues te he convertido en mi espejo. Al interesarme sólo en tu opinión ni siquiera pienso en ti.

Hugh Prather

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Explorar Frases

Tu arrepentimiento debe ser voluntad viva y propósito firme. Los lamentos y los gemidos por los pasados errores no sirven para nada.

August Graf von Platen

La sociedad prospera con el comercio simplemente porque este hace posible la especialización, y la especialización incrementa la producción, y una mayor producción reduce los costos y los esfuerzos en pro de las satisfacciones por las cuales los hombres viven. Siendo esto así, el mercado es una institución enormemente humana.

Frank Chodorov

Amaos los unos a los otros.

George Harrison

Todo lo que sucede es sólo una parábola.

Goethe

Un hombre joven jamás debe adquirir valores seguros.

Jean Cocteau

Los mercados pueden mantener su irracionalidad más tiempo del que tú puedes mantener tu solvencia.

John Maynard Keynes

Cuando uno soporta sufrimientos propios no tiene necesidad de adjudicarse dolores ajenos.

Mario Benedetti

Lo que hace celoso al amante no es el afecto que siente por ella sino el miedo a la humillación pública si su querida cambiara de sentimientos hacia él.

Marqués de Sade

La mayoría de los sermones me suenan a publicidad, pero no puedo distinguir si Dios es el patrocinador o el producto.

Mignon McLaughlin

Vive plenamente mientras puedas y no calcules el precio.

Omar Jayam

No hay mejor sistema para que se desvanezcan los fantasmas que mirarles a los ojos.

Patrick Modiano

La duda sistemática como principio del conocimiento.

René Descartes

El poeta que escribe muere para nacer en el poeta que lee.

Salvador Elizondo

La presencia y la conversación de una persona amada tiene un deleite que parece ser vivo.

Séneca

La crítica sólo debe intervenir después de haber discernido si la persona la aceptará o no, después que uno se ha hecho amigo de ella, de haber compartido sus intereses y de haberse comportado de manera tal que nos concede su entera confianza para que tenga fe en nuestras palabras.

Yamamoto Tsunetomo