Frase de Max Lucado

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A veces, Dios permite las tragedias. Él permite que la tierra se seque y que los tallos crezcan desnudos. Le permite a Satanás que desate... - Max Lucado

A veces, Dios permite las tragedias. Él permite que la tierra se seque y que los tallos crezcan desnudos. Le permite a Satanás que desate el caos. Pero no permite que triunfe.

Max Lucado

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Explorar Frases

Las parodias y las caricaturas son las más drásticas de las censuras.

Aldous Huxley

Delicia de perderse en la imagen presentida. Yo me levanté de mi cadáver, yo fui en busca de quien soy. Peregrina de mí, he ido hacia la que duerme en un país al viento.

Alejandra Pizarnik

Hay cosas que no se cuentan y mueren en los corazones.

Alejandro Sanz

Las computadoras tienen mucha memoria pero nada de imaginación.

Anónimo

Es preciso preferir la soberanía de la ley a la de uno de los ciudadanos.

Aristóteles

Sólo vive el que sabe.

Baltasar Gracián

Ni con la mejor voluntad y la más pura de las intenciones les resulta fácil conocerse a los hombres; y a ello viene a sumarse la mala voluntad, que todo lo tergiversa.

Goethe

La diplomacia: el arte de limitar el poder.

Henry Kissinger

Las grandes organizaciones pueden encender la pasión. Si existe una característica que comparten todos los ganadores, es el hecho de que se preocupan más que nadie por algo. Ningún detalle es demasiado pequeño para sudar o demasiado grande para ambicionarlo.

Jack Welch

Tienen que insistir en que se les imparta la clase de educación que les estimule a pensar libremente y sin temor, que les ayude a investigar, a comprender; deben exigirla de sus maestros.

Jiddu Krishnamurti

El conocimiento de la belleza es el verdadero camino y el primer peldaño para la comprensión de las cosas que son buenas.

John Ruskin

Los juegos infantiles no son tales juegos, sino sus más serias actividades.

Michel de Montaigne

Sí, corazón, lo sé, lo sé, y se sabe: es a vida, es a muerte este destino.

Pablo Neruda

Hay que amigarse con la muerte. Hubo un momento en el que la sentí en mi espalda, heladísima, y me dio mucha pena morirme. Sentí que no era el momento. Pero ahora todo lo tomo con alegría.

Rebeca Ghigliotto

Bajo el sol de medianoche los sueños tienden a ser de vivos colores.

Vladimir Nabokov