Frase de Nicolás Avellaneda

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Hay dos millones de argentinos que ahorrarán hasta sobre su hambre y sed para responder, en una situación suprema, a los compromi... - Nicolás Avellaneda

Hay dos millones de argentinos que ahorrarán hasta sobre su hambre y sed para responder, en una situación suprema, a los compromisos de nuestra fe pública en los mercados extranjeros.

Nicolás Avellaneda

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Sé valiente. En la vida, en el amor y en el sexo. La gente olvida que debe pedir caricias y besos. Una caricia, un beso, solicitar el calor de una mano en el ombligo no deben ir acompañados con el sentimiento de que eso provocará o derivará en sexo.

Albert Espinosa

Yo soy muy reservada, siempre seré reservada. ¿People Magazine?

Avril Lavigne

Cualquiera sirve para rey; casi nadie para solitario.

Clarín

Ese concepto de las cosas me seducía: amores rápidos, violentos y pasajeros. A mi edad no seduce mucho la fidelidad. Sabía muy poco todavía del amor: citas, besos y hastíos.

Françoise Sagan

Un general estúpido puede ganar batallas cuando el general enemigo es más estúpido todavía.

George Bernard Shaw

El examen de conciencia es siempre el mejor medio para cuidar bien el alma.

Ignacio de Loyola

El buen filósofo sólo saca beneficio de donde lo hay.

Jane Austen

Cultivad el espíritu crítico. Reducido a sí mismo no es ni un despertador de ideas ni un estímulo para grandes obras, pero sin el todo es caduco.

Louis Pasteur

Basta de banalidades: basta de viajes, versos, hoteles, tranvías... El amor significa la vida.

Marina Tsvetáyeva

Felicidad... o no eres nada o fuiste la inocencia.

Nicomedes Pastor Díaz

Todo es diseño, ¡todo!

Paul Rand

Poco vales si tu muerte es deseada por muchas personas.

Santiago Ramón y Cajal

Desgraciado todo aquel que se angustia por el porvenir.

Séneca

No es posición, sino disposición.

Susan Sontag

Se apoyaron sus brazos sobre la mesa y la rubia cabeza se desplomó pesadamente sobre ellos. Una mirada más de eterna despedida y se cerró la puerta tras de mí. Había empezado a abrirse entre nosotros el inmenso abismo de la separación.

Wilkie Collins