Frase de Pablo Castellano Cardalliaguet

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Tú no sabes lo fabulosamente poderosa que puede ser la conjunción de la divinidad (fuera la que fuese), la bayoneta y... - Pablo Castellano Cardalliaguet

Tú no sabes lo fabulosamente poderosa que puede ser la conjunción de la divinidad (fuera la que fuese), la bayoneta y el oro para tener a los pueblos entontecidos.

Pablo Castellano Cardalliaguet

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Explorar Frases

No hace tanto tiempo, en este mismo barrio, la felicidad era también una manera de resistir.

Almudena Grandes

Todos esos años mirando a Pietro como si fuese un florero, cuando en realidad era las flores.

Blanca Miosi

¡Alegría! Todo se olvida. Es el amor.

Carlos Sahagún

No quiero pensar, porque no quiero que el dolor del corazón se una al dolor del pensamiento.

Emilio Castelar

La democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos.

Enrique Múgica

Un gobierno lo suficientemente grande como para darte todo lo que quieras, es un gobierno lo suficientemente grande como para quitarte todo lo que tengas.

Gerald Ford

Se puede crear pintura, escultura y música abstracta, pero una casa, un amor y un poema no pueden ser abstractos.

Gloria Fuertes

No hay enfermedades sino enfermos.

Gregorio Marañón

Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida de antemano, lo intenta a pesar de todo y lucha hasta el final pase lo que pase.

Harper Lee

Deseo que se valore tanto la experiencia como los títulos.

Jennifer Lopez

Porque es tocando fondo, aunque sea en la amargura y la degradación, donde uno llega a saber quién es, y donde entonces empieza a pisar firme.

José Luis Sampedro

Pero qué triste la gente sin otra finalidad en la vida que la de hacer hijos sin saber por qué ni para qué.

José Saramago

Para dar y tener, seso es menester.

Miguel de Cervantes

Quiero ser simultáneamente sombra y luz, raíz, hoja y fruto, y condensar inmensamente toda la vida en un minuto.

Pablo de Rokha

El amor de Dios es el árbol de la vida en medio del paraíso terrenal.

Teresa de Jesús