Frase de Robert Fulghum

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No nos preocupemos de que nuestros hijos no nos escuchen; preocupemonos porque siempre nos están observando.... - Robert Fulghum

No nos preocupemos de que nuestros hijos no nos escuchen; preocupemonos porque siempre nos están observando.

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No puede haber una civilización duradera sin una buena cantidad de vicios amables.

Despiértate, olvídalo, aquello nunca sucedió, todo fue una ilusión.

El amor es una amistad con momentos eróticos.

No es posible que una sustancia hubiera querido limitarse a si misma, y menos una sustancia que ha existido por sí misma. Por tanto, digo yo, será limitada por su causa, la cual necesariamente es Dios.

Otro medio de sentirnos en los otros, en los que vivieron antes que nosotros y en cuya vida se anticipó a nuestra. Es un pasado que se estudia tocando en los puntos álgidos, un pasado que se acomoda con la vida de cada uno, una aventura de sensibilidad y no solamente un esfuerzo de investigación por los archivos.

Gilberto Freyre

La belleza no hace feliz al que la posee, sino a quien puede amarla y adorarla.

Los hombres no son sino niños en más grande escala.

Puede haber normas de conducta, pero no existen normas de camaradería humana.

Cuanto más cerca de la Iglesia, más lejos de Dios.

Lancelot Andrewes

Lo terrible es eso, que la identidad pasa a ser definida por el sexo. Es decir, una banalidad pasa a definir lo esencial.

Parte del motivo por el que el capitalismo parece tener éxito es que siempre ha contado con mucha mano de obra esclava, la mitad de la población. Lo que las mujeres hacen - fuera del mundo laboral - no cuenta para nada.

Con la misma indiferencia que corren las aguas por los ríos y pasa el viento del desierto, así un nuevo día se ha ido de mi existencia. Hay dos días por los cuales mi corazón jamás ha languidecido: ese que no ha llegado aún y ese que ya pasó.

Un ganso se tiene prohibido todo atisbo de añoranza. Un ganso tiene cosas que hacer, se exige mucho y observa con desprecio sus gansadas.

Cuando ya no se tienen esperanzas, es cuando no hay que desesperar de nada.

Los poetas líricos llevan sus sentimientos al mercado público, lo mismo que los campesinos llevan sus cochinos.

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