Frase de Zenobia Camprubí Aymar

← Anterior Siguiente →
El Erica Reed llegó sin accidente ¡Gracias a Dios! Dos barcos insurgentes lo pudieron haber hundido y no lo hicieron, ¡Gracia... - Zenobia Camprubí Aymar

El Erica Reed llegó sin accidente ¡Gracias a Dios! Dos barcos insurgentes lo pudieron haber hundido y no lo hicieron, ¡Gracias a Dios! Gracias a Dios porque llegó el alimento y gracias a Dios porque parece que un sentimiento de piedad, además del temor de enfurecer a la opinión pública americana tuvieron algo que ver con que escapara.

Zenobia Camprubí Aymar

Todas las frases de Zenobia Camprubí Aymar →

Explorar Frases

Poderoso caballero es Don Dinero.

Francisco de Quevedo

El cielo rara vez hacen que nazcan juntos el hombre que quiere y el hombre que puede.

François-René de Chateaubriand

Aquello que es demasiado profundo o complejo para expresarlo literalmente; de forma escrita, puede ser fácilmente comprendido empleando el arte para pintar imágenes y la música, para elaborar melodías.

Gleb Gusev

Quisiera mandarte únicamente palabras dulces y tiernas, de esas suaves como un beso que algunos saben decir pero que, en mi caso, se quedan en el fondo del corazón y expiran al llegar a los labios. Si yo pudiera, cada mañana tu despertar se vería perfumado por una olorosa página de amor.

Gustave Flaubert

¡Pílades y Orestes! Vuestra amistad, como los amores de los dioses, pertenece a la fábula.

Ignacio Manuel Altamirano

¡Nunca más! No veo ninguna razón para el matrimonio, una vez más. Tres veces es suficiente.

Ingrid Bergman

Franco era una hermanita de los pobres.

Jesús Gil y Gil

El problema de la niñez moderna radica en que se juega a tener y no a ser.

Jorge González Moore

La libertad no muere jamás de las heridas que recibe. El puñal que la hiere lleva a sus venas nueva sangre.

José Martí

El sufrimiento y la cautividad residen en el hecho de que no se puede, en ningún momento, evadirse de sí mismo.

Kōbō Abe

Creemos que es posible entendernos, ¡Pero no nos entendemos nunca!

Luigi Pirandello

Las mujeres... -sin ser un Tenorio, ¡eso no!- tengo una que me quiere y otra a quien quiero yo.

Manuel Machado

Los músicos son terriblemente irrazonables. Siempre quieren que uno sea totalmente mudo en el preciso momento que uno desea ser completamente sordo.

Oscar Wilde

La guerra es el juego del estadista, el placer del sacerdote, la broma del abogado, el comercio del asesino empleado.

Percy Bysshe Shelley

Claro que está empezando a crecer y es natural y saludable que ella se interese en esas criaturas fascinantes conocidas como el sexo opuesto.

Shelley Winters