Frases de Fabrizio Mejía Madrid

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Los viejos son la vida en toda su crudeza.

Fabrizio Mejía Madrid

Lo que se espera de un escritor en América Latina es una mezcla de profeta, crítico, cómico, conciencia en el exilio, bondad, erudición y modestía. Prefiero la de que somos escritores sólo para no ser simple borrachos.

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Lo que se imponía era ver a mis exmujeres, por lo menos a dos: la que me dejó y a la que nunca tuve.

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Se supone que esta alga (espirulina) tiene setenta por ciento de proteínas y lo mismo sirve como sustituto de la leche materna que contra el envejecimiento. Reduce el estrés, alimenta, peina y acaricia. Suaviza, reconforta y rasura.

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Todo por embarrar el recuerdo de Marisa contra los muslos de otras.

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Así es la vida: hay quien se abstrae de ella con esperanza y hay quien lo hace con decepción.

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Cuéntame de ti. ¿Trabajas o estudias o estás trabajando? Eso se les dice a las putas y a los antropólogos.

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La modernización siempre cuenta su propia historia como una cadena de sucesos que tienen un único fin: Un barco que evitó el naufragio a costa de la tripulación.

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La facultad de filosofía... ese lugar al que se inscriben los que están interesados en nada y fingen que les preocupa todo.

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La vida crece como un parásito de la memoria.

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La vida tiene una ventaja contra la literatura: el sexo. No hay sexo, por malo que sea, que no le gane a la mejor escena erótica. Se supone que, como los boxeadores, no hay que tener sexo mientras se escribe una novela. Es por eso que se escriben libros gordos. Es pura desesperación.

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Sus alcoholes te removían cualquier mancha en el alma. Tenías reacciones al primer sorbo: la boca tenía vida propia, un brazo se estiraba por sí mismo, el hígado te reclamaba a gritos en el oído, un ojo parpadeaba cinco veces seguida.

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Las meseras es un eufemismo: después de las once de la noche eran para llevar.

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Todo lo bueno ya nos ocurrió. Todo lo malo también. Por eso los mexicanos miramos cualquier amanecer con gesto de qué buen día, pero hoy sí nos carga la chingada.

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Buena época conyugal cuando todavía teníamos algo más que silencios. Teníamos: espaldas arqueándose. Teníamos: saliva, sudor & lubricantes.

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Bastaba tan poco para hacer a alguien feliz. Simplemente no hacer chingaderas y que a los demás les ocurran cada semana.

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Traté de sacar un cigarro de la bolsa del pantalón y me temo que le practiqué un tacto de próstata al de adelante. ¿O es una señora?

Fabrizio Mejía Madrid

Así es él: si le dices que viste algo inusual en tu camino al semanario, lo primero que te pregunta es ¿un elefante?

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... sino a ese pasado juntos donde todo era como una mala película del Nuevo Cine Mexicano.

Fabrizio Mejía Madrid

Nos morimos sin dejar nada, salvo recuerdos y heridas involuntarias.

Fabrizio Mejía Madrid

Las calles de esta colonia inventada contienen una aspiración no racial, sino cósmica. Las calles tienen nombres de galaxias.

Fabrizio Mejía Madrid

Y entendí que... hacía el mal sin enterarse. Como el común de la gente.

Fabrizio Mejía Madrid

Bueno, a una parte de nosotros, a un porcentaje el ADN lo goleó el otro ADN.

Fabrizio Mejía Madrid

El misterio de la vida es que cuando se extingue una especia llega otra. Como nosotros con los dinosaurios. Un clásico es limpiar toda la casa y a las dos horas siempre aparecerá una cucaracha haciéndose la desentendida.

Fabrizio Mejía Madrid

Sólo dos veces perdimos, pero a lo bestia: contra españoles perdimos un imperio, contra los gringos, la mitad de la república.

Fabrizio Mejía Madrid

El amor es una suspensión del juicio crítico hacia el otro.

Fabrizio Mejía Madrid

Así son los viejos: les complace pensar en la arbitrariedad como forma de los tiempos mejores.

Fabrizio Mejía Madrid

La chingadera sucede, independientemente de que la consideres una chingadera. Nombrar la chingadera es lo humano. La chingadera es lo ajeno que te ocurre.

Fabrizio Mejía Madrid