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Después de todo, la más exquisita bendición de Dios es una buena mujer.
George Meredith
No hay nada que el cuerpo sufra, que no pueda ser probado por el alma.
Siempre que se hayan juntado dos para cometer algún daño, castiga ligeramente a uno de ellos.
Abro un viejo libro y leo en él que la mujer ama todavía aquel a quien engaña.
¡Cuántas cosas, que arrojamos al suelo, cuando las recogen otros se tornan piedras preciosas!
El cinismo es un dandismo intelectual.
Una mujer ingeniosa es un tesoro, una beldad con ingenio es una potencia.
No habléis de genios frustrados. El genio se adueña del hombre. El genio hace lo que debe, y el talento lo que puede.
Es menos doloroso ver el objeto por el cual suspiramos en vano, que suspirar vanamente por un objeto invisible.
Espero que la mujer será la última cosa que el hombre civilice.
¡Cuántas cosas arrojamos al suelo que cuando otros las recogen se convierten en joyas!
Nada hay que haga sufrir al cuerpo, que no aproveche al alma.
El que se levanta de la oración con mejores sentimientos, ya ha obtenido una respuesta a sus súplicas.
¡Señor orador! Los sarcasmos no son sino debilidad que encubren rabia.