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Cuando estamos más ocupados es cuando tenemos más tiempo para divertirnos.
William Hazlitt
El silencio de un amigo equivale casi siempre a una traición.
Somos parcos en hablar, si no hablamos de nosotros mismos.
El más pequeño dolor en nuestro dedo meñique nos causa más preocupación e inquietud que la destrucción de millones de nuestros semejantes.
Las personas hábiles son los instrumentos con que trabajan los bribones.
La moda comienza y termina siempre por las dos cosas que más aborrece: la singularidad y la vulgaridad.
Hablamos poco, excepto cuando lo hacemos de nosotros mismos.
Nunca emplearemos más acertadamente nuestros vicios que en combatir a los unos con los otros.
Esquivamos la mirada y nos incomoda la presencia de aquellos que nos recuerdan nuestra debilidad.
Un apodo es la más dura piedra que el diablo puede arrojar contra un hombre.
El silencio es una de las artes más grandes de la conversación.
Una cosa no es vulgar por el mero hecho de ser corriente.
El placer de odiar, como un mineral venenoso, roe el corazón de la religión y la torna rencor doliente e intolerancia.
En cuanto a mis viejas opiniones, estoy harto de ellas. Y claro que tengo razón, pues me han desilusionado tristemente.
La esperanza es la mejor posesión. Nadie es tan miserable como los que están sin esperanza.
Todos somos, en mayor o menor medida, esclavos de la opinión pública.
Aquellos impecables autores son los que nunca escribieron.
Como es nuestra confianza, es nuestra capacidad.
Nunca tendrá verdaderos amigos aquel que tiene miedo de hacer enemigos.
El amor y la felicidad son almas gemelas, o nacen una de otra.
Se sabe más del camino por haber viajado en él que por todas las conjeturas y descripciones del mundo.
Las antipatías violentas son siempre sospechosas y revelan una secreta afinidad.
Para ser felices, debemos ser fieles a la naturaleza y llevar nuestra época junto con nosotros.
La única manera de reconciliarse con las viejas amistades es apartarse de ellas para siempre.
El amor de la libertad es amor a otros; el amor del poder es amor de nosotros mismos.
Cuando una cosa deja de ser objeto de controversia, deja de ser un asunto de interés.
La agudeza es la sal de la conversación, no la carne.
Me gustaría emplear toda mi vida en viajar, si alguien pudiera prestarme después otra vida para pasármela en casa.
Los que no saben dejar pasar la oportunidad de decir algo ingenioso, no merecen se les confíe la ejecución de ningún asunto importante.
Los grandes reveses de la Fortuna son los más fáciles de sobrellevar, porque van acompañados de cierto aire de elevada dignidad.
La gente más callada es, de ordinario, la que más alto piensa de sí misma.
El arte de la conversación es el arte de escuchar y de ser escuchado.
Grandes hechos suelen ser forjados con grandes riesgos.
La gente sin educación es hipócrita.
Algunas personas hacen promesas por el solo placer de quebrantarlas.
No estamos convencidos de que tenemos razón, si no podemos demostrar que los demás están equivocados.
Las mujeres se vuelven hermosas mirándose en el espejo.
El genio, al igual que la humanidad, se oxida por falta de uso.
Buen humor es un patrimonio para toda la vida.
El único vicio que no puede ser perdonado es el de la hipocresía. El arrepentimiento del hipócrita es hipocresía en sí misma.