Frase de Allen Ginsberg

← Anterior Siguiente →
¡Ah, estoy cansado de insistir! Adiós, me voy a Pucalpa a tener visiones. ¿Tus sonetos limpios? Yo quiero tus borradores secretos más... - Allen Ginsberg

¡Ah, estoy cansado de insistir! Adiós, me voy a Pucalpa a tener visiones. ¿Tus sonetos limpios? Yo quiero tus borradores secretos más sucios, tu esperanza, en su más obscena magnificencia, ¡Oh Dios!

Allen Ginsberg

Todas las frases de Allen Ginsberg →

Explorar Frases

El hombre nada puede aprender sino en virtud de lo que sabe.

Aristóteles

El rostro es lo que no se puede matar, o, al menos, eso cuyo sentido consiste en decir: No matarás.

Emmanuel Lévinas

Hay pocas mujeres cuyos encantos sobrevivan a su belleza.

François de La Rochefoucauld

Es que los hombres tienen que hacer ruido al precio que sea; poco importa el peligro de una opinión, si hace célebre a su autor; y preferimos pasar por bribones antes que por necios.

François-René de Chateaubriand

Es agradable ser necesario.

Jack Kemp

Si dices lo que piensas y no lo que otra persona piensa por ti estás en el camino de convertirte en un hombre importante.

James Matthew Barrie

Admiro a Frida Kahlo porque vestía de hombre, tenía bigote y, aún así, era capaz de ser glamorosa.

Madonna

Tienes que confiar en mí, Catalina. Yo sé tratar con mi gente.

Miguel Ángel Silvestre

La fortuna no se vence con injusticia y venganza, porque antes se incita más.

Pedro Calderón de la Barca

Quien ha padecido una mordedura de serpiente siempre sentirá temor ante la sombra de una cuerda.

Qiu Xiaolong

Voy a entrar en mi cuarto a ponerme mi pijama nuevo y en un minuto puedes entrar para quitármelo.

Rachel McAdams

Un maestro realizado puede enviar oleadas de influencia espiritual hacia mucha gente. Sin embargo, puede estar en una cueva manteniendo un silencio total.

Ramana Maharshi

Mi agenda secreta es transmitir mis valores a mis hijos.

Robert Fulghum

Es que es asombroso lo fácil que los humanos se acostumbran a las cosas espectaculares.

Salma Hayek

¡Maldito matrimonio! ¡Que tengamos que llamar nuestras a esas delicadas criaturas y no a sus apetitos! Yo preferiría ser un sapo y vivir de los vapores de un calabozo, que tener reservado para uso de otros un rincón en el corazón de aquella a quien amo.

William Shakespeare