Frase de Baha'ullah

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Si te llegare la prosperidad, no te regocijes, y si te sobreviniere la humillación, no te acongojes, pues ambas pasarán y dejarán de... - Baha'ullah

Si te llegare la prosperidad, no te regocijes, y si te sobreviniere la humillación, no te acongojes, pues ambas pasarán y dejarán de ser.

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La Generalitat es hoy monolingüe, porque el castellano ha quedado como lengua residual. El ciudadano debe tener derecho a ser respondido en castellano, aunque haya que hacer las modificaciones legales necesarias. La ciudadanía no se siente ni cómoda ni representada con esta política lingüística dirigida por Carod-Rovira.

Debe enseñarse a los hombres como si no se les enseñara. Las cosas desconocidas deben proponérseles como cosas olvidadas.

Cuando me conformo con nada es cuando me conformo de todo.

Antonio Porchia

La indiferencia hace sabios, y la insensibilidad, monstruos.

Un hombre de experiencia sabe más que un adivino.

Todo el mundo se cree las atrocidades del enemigo y descree de las que habrían cometido los de su propio bando, sin preocuparse siquiera en tener en cuenta las pruebas.

Yo no te amo... te adoro... Y hasta te odio un poquito...

Julio Herrera y Reissig

Tú no tenías la culpa de haber nacido sin corazón. Por lo menos, intentabas creer en lo que creía la gente que tenía corazón... Así que fuiste un buen hombre, después de todo.

Lo mismo que el porvenir, el pasado no se saborea todo de una vez, sino grano a grano.

Cuando la vida le agarra a uno, sobra todo poder de decisión.

Mi vida está hecha de todas las vidas.

La amistad es una ocupación a tiempo completo, si usted es realmente amigo de alguien. No se puede tener demasiados amigos porque entonces no sería realmente amigo de ninguno.

Ese modelo no gusta en Bruselas. Así es la vida.

Arquitectos, pintores y escultores deben volver a conocer y concebir la naturaleza compuesta de la edificación en su totalidad y en sus partes.

¡Ay madre! Cuando estemos satisfechos de comer, de hablar, de reírnos y maravillarnos, nos vamos cada uno a lo nuestro: yo a mi cama, donde distraído abro la esclusa intemporal del sueño, tú a tu tumba, donde susurra la hierba familiarmente con su voz de tiniebla y eternidad.

William Heinesen

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