Frase de Elísabet Benavent

← Anterior Siguiente →
Hacer el amor es romperse, es sentirse débil y dejar que el otro entre, con todo lo que significa. Le dejas entrar, él entra en ti... - Elísabet Benavent

Hacer el amor es romperse, es sentirse débil y dejar que el otro entre, con todo lo que significa. Le dejas entrar, él entra en ti y en ese momento entendéis que nunca más volveréis a no sentiros solos dentro de vuestro cuerpo... sin el otro.

Elísabet Benavent

Todas las frases de Elísabet Benavent →

Explorar Frases

Sé fiel a ti mismo y así, de la manera como la noche sigue al día, serás consecuente con tus semejantes.

Anónimo

A las guerras de religión siguieron, luego de una brevísima tregua, las guerras de los nacionalismos; y en nuestro mundo occidental moderno, el espíritu de los fanatismos religioso y nacional evidentemente una sola y misma pasión.

Arnold J. Toynbee

El temor empieza toda sabiduría, y quien no tiene temor, no puede saber.

Francisco de Quevedo

Porque hay acciones tan malas que son para hechas mejores que pueden para miradas.

Francisco de Rojas Zorrilla

Los que no aman la vida no lo merecen.

Giacomo Casanova

No hay sombra fuerte donde hay mucha luz.

Goethe

Se puede confiar en la indulugencia de Dios, pero no en el hombre, en los hombres.

Graham Greene

Es mejor que aprender mucho el aprender cosas buenas.

José Hernández

No todo el mundo puede tocar a Chopin. No como yo.

Mahershala Ali

Sólo cuando se somete, él la maltrata. La mujer ha de fortalecer su espíritu para poder decidir y liberarse.

Miguel Oscar Menassa

Para desterrar el mal, no hay que combatirlo, sino trabajar enérgicamente en dirección al bien.

Nisargadatta

No puedes poner los pies en la tierra hasta que no has tocado el cielo.

Paul Auster

Mantengo la norma de no discutir con mujeres. Son muy tramposas y siempre pierdo.

Pedro Juan Gutiérrez

La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. Esta es una etapa que será superada.

Salvador Allende

El sentido del mal consistía en sobrevivir a él y estaban decididos (sin haber sido conscientes jamás de haberse hecho ese propósito) a sobrevivir a las inundaciones, a los blancos, a la tuberculosis, al hambre y a la ignorancia. Conocían bien la rabia, pero no la desesperación, y no lapidaban a los pecadores por la misma razón que no se suicidaban: estaban por encima de esas cosas.

Toni Morrison