Frase de Fiódor Dostoyevski

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¡Cuán bueno hace al hombre la dicha! Parece que uno quisiera dar su corazón, su alegría. ¡Y la alegría es contagiosa!... - Fiódor Dostoyevski

¡Cuán bueno hace al hombre la dicha! Parece que uno quisiera dar su corazón, su alegría. ¡Y la alegría es contagiosa!

Fiódor Dostoyevski

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Explorar Frases

El hombre malo puede muy bien ponerse alguna vez del lado de la razón; pero es casi imposible que no le venza su inclinación a colocarse en la parte del mal.

Arturo Graf

La austeridad no gusta. La austeridad fastidia. Pero más fastidia la quiebra, y a mucha más gente y durante mucho más tiempo.

Daniel Lacalle Fernandez

A quien más sabe es a quien más duele perder el tiempo.

Dante Alighieri

Hasta que se haga buena letra, mejor es no escribir, porque el juntar después las letras mejor se aprenderá después, cuando haya quien lo muestre bien.

Felipe II de España

La economía en terminos de placer no es de mi gusto.

Giacomo Casanova

Un hombre vale por tantos hombres cuantos idiomas posee.

Goethe

Quienes cruzan el mar cambian de cielo, pero no de alma.

Horacio

Hay que vivir para aprender.

Jane Austen

El hombre padece pocos males, si se esceptuan los que él mismo se atrae por el abuso de sus facultades.

Jean-Jacques Rousseau

Las palabras son la configuración acústica de las ideas.

Novalis

Nada se lo impedirá, excepto él mismo.

Paulo Coelho

Todo vicio trae consigo la consecuente escusa.

Publilio Siro

La naturaleza humana no es buena ni mala; es neutra y está condicionada al grupo, al desarrollo mental, a las circunstancias, al medio y a las oportunidades.

Ramón Carrillo

Puerto Rico siempre ha estado dividido por asuntos religiosos, políticos y sociales, pero Puerto Rico siempre ha estado unido en la admiración y respeto a Roberto.

Roberto Clemente

¡Los alemanes han invadido Polonia! ¡Es la guerra! Anunció a gritos en aquella sala silenciosa. La noticia me golpeó el corazón como un martillazo. Pero el corazón de nuestra generación ya estaba acostumbrado a toda clase de golpes duros.

Stefan Zweig