Frase de Max Weber

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Ni el séquito de los príncipes guerreros ni el de los héroesrevolucionarios se preocupan para nada de las condiciones de una economía norm... - Max Weber

Ni el séquito de los príncipes guerreros ni el de los héroesrevolucionarios se preocupan para nada de las condiciones de una economía normal.

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No es verdad que hayamos perdido la batalla, que mandan los mercados. Solo hay una cosa que vale para pararles, los votos. Nunca han sido tan importantes los votos y la política.

Alfredo Pérez Rubalcaba

Lo peor es la autocomplacencia. En esta compañía nunca nos hemos confiado. Yo nunca me quedaba contento con lo que hacía y siempre he tratado de inculcar esto mismo a todos los que me rodean.

Como campana de palo son las razones del pobre; no las escucha ninguno, aunque justicia le sobre.

Si el hombre comenzara por estudiarse a sí mismo, comprobaría cuán incapaz es de comprender otras cosas.

Los seres humanos tienen facultades más elevadas que los apetitos animales y, una vez se han hecho conscientes de ellas, no consideran como felicidad nada que no incluya su satisfacción.

John Stuart Mill

Solo vale la serenidad, cuando debajo hay fuego.

José Luis Sampedro

El mundo empieza a reconocer las múltiples causas de conflicto, la base económica de la estabilidad y la verdad sombría de que la intolerancia, la injusticia y la opresión y sus consecuencias no respetan fronteras nacionales.

Las revoluciones son siempre charlatanas.

Siempre, lo he oído decir, que el hacer bien a villanos es echar agua en la mar.

Miguel de Cervantes

Creo que no soy tan viejo como para ser venerable, ni tan joven como para ser un cómplice.

Osvaldo Soriano

He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe.

Ahí está la Mano Superior que dice: A veces mis hijos tienen ojos y no ven. Tienen oídos y no oyen. Así, les exigiré a algunos que no sean sordos ni ciegos para mí.

Los hombres valerosos lo son desde el principio.

Pierre Corneille

El que es leal eleva su mirada con humildad, y el que es desleal, con soberbia.

Cuando las órdenes son razonables, justas, sencillas, claras y consecuentes, existe una satisfacción recíproca entre el líder y el grupo.

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