Frase de Óscar Únzaga

← Anterior Siguiente →
Cuando las naciones del Eje estaban en su apogeo militar y en su éxito propagandístico, adoptamos esta divisa; Ni Berlín ni Moscú: Boli... - Óscar Únzaga

Cuando las naciones del Eje estaban en su apogeo militar y en su éxito propagandístico, adoptamos esta divisa; Ni Berlín ni Moscú: Bolivia Nueva.

Óscar Únzaga

Todas las frases de Óscar Únzaga →

Explorar Frases

Se dice que el tiempo cambia las cosas, pero en realidad es uno el que tiene que cambiarlas.

Andy Warhol

Reía porque sus enemigos no podían alcanzarlo, ignoraba que ejercitaban para errar el tiro.

Bertolt Brecht

Nuestro cuerpo es sólo un vehículo mientras nuestra alma está en este mundo.

Brian Weiss

Se me ocurre tu nariz sobre mi frente, tu boca sobre mi corazón, tus dientes clavados en mi aire y no se me ocurre decirte que te quiero porque resulta obvio entre silencios de rubor y palabras opiniones sobre lo que realmente no me importa ni me ocurre.

Carmen Naranjo

¡Yo soy la herida y el cuchillo!

Charles Baudelaire

La arrogancia de los muchos años debe plegarse a ser enseñada por la juventud.

Edmund Burke

Encontramos a menudo una benevolencia inexplicable que nos ofende, porque demuestra que no se nos toma bastante en serio.

Friedrich Nietzsche

El poder militar gana batallas, pero el poder espiritual gana guerras.

George Marshall

Resulta dificil hacer frente a los errores de la época: si los combatimos, nos quedamos solos; si cedemos ante ellos, no conseguimos ni honor ni alegría.

Goethe

Desterrar la imperfección es destruir la expresión, oponerse al esfuerzo, paralizar la vitalidad.

John Ruskin

Ante la adversidad hay dos caminos: crecer o morir.

Jorge González Moore

El porvenir que ando buscando.

Juan Antonio Villacañas

Solo está el hombre, con su sueño, su sombra y su deseo.

Luis Cardoza Y Aragón

Los débiles sucumben, no por ser débiles, sino por ignorar que lo son. Lo mismo les sucede a las naciones.

Santiago Ramón y Cajal

En todo pueblo existe una antorcha, el maestro; y un extintor, el párroco.

Victor Hugo