Frase de Oscar Wilde

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Escojo a mis amigos por su buena apariencia, a mis conocidos por su carácter y a mis enemigos por su razón.... - Oscar Wilde

Escojo a mis amigos por su buena apariencia, a mis conocidos por su carácter y a mis enemigos por su razón.

Oscar Wilde

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Explorar Frases

Justicia hay, y no puede estar muy lejos, estando tan cerca la mentira.

Baltasar Gracián

¡No me mires más! Si quieres te daré mis ojos, que son frescos, y mis espaldas para que te compongas la joroba que tienes.

Federico García Lorca

Envío mensajes con mis pies.

Fred Astaire

Quien quiera que sea y dónde sea que esté, el hombre que piensa se convierte en luz y potencia.

Henry George

Nuestro amor puede ser lo que tú quieras, hoy tan sólo es mi sueño... nada más.

Jenniley Bonilla

Con un proceso continuo de inflación, los gobiernos pueden confiscar, secreta e inadvertidamente, una parte importante de la riqueza de sus conciudadanos.

John Maynard Keynes

Nadie puede hacer el bien en un espacio de su vida, mientras hace daño en otro. La vida es un todo indivisible.

Mahatma Gandhi

Mire, señorita, yo he estado muy ocupada viviendo mi vida y no he tenido tiempo para contarla.

María Félix

No se puede decir cuánto tiempo duró aquel áspero trabajo, porque esa clase de trabajos no pueden medirse en días o meses.

Michael Ende

No infravaloro ni a mis enemigos ni a los que me rodean, pues ése es el principio de todos los fracasos.

Santiago Posteguillo

Todo gran trabajo es preparado cómo para que suceda como un accidente.

Sidney Lumet

Es más fácil soportar la adversidad que olvidar la prosperidad.

Thomas Fuller

La capacidad de trabajo no es todo, ni razón suficiente y necesaria para infundir sentido a la vida del hombre.

Viktor Frankl

Querer, querer siempre, querer con todas nuestras fuerzas.

Vittorio Alfieri

Ejercita cada día tus ojos poniéndote frente al espejo. Tu mirada debe aprender a posarse silenciosa y pesadamente sobre el otro, a disimular con velocidad, a aguijonear, a protestar. O a irradiar tanta experiencia y sabiduría que tu prójimo te dé la mano temblando.

Walter Serner