Frase de Paul Bourget

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No son las traiciones de las mujeres, las que nos enseñan a desconfiar, de estas últimas; son nuestras propias traiciones.... - Paul Bourget

No son las traiciones de las mujeres, las que nos enseñan a desconfiar, de estas últimas; son nuestras propias traiciones.

Paul Bourget

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Cuando se presenta la ocasión de hacer un regalo a un pobre, sepamos que es mayor delicadeza entregarle la cosa inútil que apetece, que el objeto útil que necesita.

Abel Bonnard

La mejor receta para la novela policíaca: el detective no debe saber nunca más que el lector.

Agatha Christie

La intemporalidad propia de la filosofía ha tendido a influir en el modo en que contemplamos la intemporalidad de los objetos que interesan a la filosofía.

Arthur C. Danto

Para hacer política justa y sana no basta conocer los hombres; es necesario también amarlos.

Arturo Graf

Los pioneros y misioneros de la religión han sido la causa real de más conflictos y guerras que todas las demás clases de la humanidad.

Edgar Allan Poe

Al planear la plantación de plantas trepadoras, no sólo se han de tener en cuenta las características del suelo, sino también la altura de crecimiento, es necesario colocar medios auxiliares para cubrir con plantas el muro de un edificio.

Ernst Neufert

Los males del hombre tienen un mismo origen, todos provienen de la mujer.

John Milton

Estamos demasiado rodeados de mensajes, casi todos ellos consumistas, que obligan a mantener una vida que no es la ideal; se nos inculca que hay que ser mejores que el vecino, que hay que gastar.

Juan Antonio Cebrián

Sin duda lo mejor que he hecho fue traer a Lila Grace al mundo.

Kate Moss

Pero justamente porque soy valiente, tendrán aun más ganas de devorarme, para adquirir parte de mi coraje.

Lu Xun

Entre un hombre y una mujer no hay amistad posible. Hay amor, odio, pasión, pero no amistad.

Oscar Wilde

Deja en su musgo errar mis dedos, ahí donde brilla el botón de rosa: déjame, entre la hierba clara, beber las gotas de rocío, ahí donde la tierna flor está rociada; para que el placer, amada mía, ilumine tu frente cándida como, al alba, el azul tímido.

Paul Verlaine

Entre otras flaquezas de la humana naturaleza, cuéntase aquella ceguera del alma que no sólo la fuerza a caer en un error, sino a deleitarse en él.

Séneca

Se elevó como un cohete y cayó como un palitroque.

Thomas Paine

Hay muchas formas, pero sólo dos clases de gobierno: el libre y el despótico. En el primero, el pueblo tiene sus representantes; en el segundo, no.

Walter Savage Landor