Frase de Umberto Eco

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La maquinaria que permite producir un texto infinito con un número finito de elementos existe desde hace milenios: es el alfabeto.... - Umberto Eco

La maquinaria que permite producir un texto infinito con un número finito de elementos existe desde hace milenios: es el alfabeto.

Umberto Eco

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Explorar Frases

Prefiero no tener nada, que ser una mentirosa.

Alicia Keys

Yo no soy un vivo, soy apenas un gil avivado.

Arturo Jauretche

La humanidad nunca ha experimentado una desgracia de tal magnitud, con secuelas tan graves y tan difíciles de eliminar.

Boris Yeltsin

Igual que en un sepulcro me he encerrado en tu eterno recuerdo, y en él vivo, la frente entre las manos, pensativo, evocando las glorias del pasado.

Francisco Villaespesa

Tened el valor de equivocaros.

Georg Wilhelm Friedrich Hegel

Yo encuentro la televisión bastante educativa. Cuando alguien la enciende en casa, me marcho a otra habitación y leo un buen libro.

Groucho Marx

Si llevas a cabo una acción vergonzosa, no esperes mantenerla oculta. Aunque lograras esconderla para los demás, tu conciencia sabría dónde está.

Isócrates

Buena suerte, dijo el gafe.

Joaquín Sabina

En el escenario, no puedes mentir. El público siempre sabrá qué hay dentro de tu corazón.

Joseph Gordon-Levitt

En todos los lugares del mundo moderno hay abandono, la necesidad de ser reconocidos, que no está satisfecha. El arte es una forma de reconocerse a uno mismo, razón por la cual, siempre será moderno.

Louise Bourgeois

Pues a quien ama el Señor, le corrige; y azota a todos los hijos que acoge.

Pablo de Tarso

Donde no hay ni pudor, ni respeto a las leyes, ni sentimientoreligioso, reverencia o buena fe, la república no está segura.

Séneca

La férrea voluntad de un destino se rompe como una ola contra los escollos, ante la fe firme de una pareja fiel.

Theodor Körner

Ningún ejército puede detener la fuerza de una idea cuando llega a tiempo.

Victor Hugo

Durante la cacería humana de mayo cercaron las calles con la profesionalidad de los SS de pura raza. Andaban a zancadas con sus elegantes uniformes, dando grandes y destempladas voces a imitación de los alemanes, y golpeando a la gente con las porras de caucho.

Wladyslaw Szpilman