Frase de Edward Abbey

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¿Tiene la alegría alguna importancia evolutiva? Sospecho que si, sospecho que el mal humor y el temor están condenados a una rápida ext... - Edward Abbey

¿Tiene la alegría alguna importancia evolutiva? Sospecho que si, sospecho que el mal humor y el temor están condenados a una rápida extinción. Donde no hay alegría no hay valor, y sin valor las demás virtudes son inútiles.

Edward Abbey

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Explorar Frases

Nunca antes hubo, ni volverá a existir, un genio igual.

Alexander Alekhine

Los amores son vientos necesarios para poner a la gente en movimiento, aunque a veces desencadenan tormentas.

Bernard Le Bovier de Fontenelle

Es una pobre lectura la que se hace sólo por ver cómo termina un libro.

Charles Caleb Colton

El mundo se divide en dos, Tuco: los que encañonan y los que cavan. El revólver lo tengo yo, así que ya puedes coger la pala.

Clint Eastwood

La obra clásica es un libro que todo el mundo admira, pero que nadie lee.

Ernest Hemingway

Bastaba tan poco para hacer a alguien feliz. Simplemente no hacer chingaderas y que a los demás les ocurran cada semana.

Fabrizio Mejía Madrid

Los modales corteses hacen que el hombre aparezca exteriormente tal como debería ser en su interior.

Jean de la Bruyere

¿Es un imperio esa luz que se apaga o una luciérnaga?

Jorge Luis Borges

Las mujeres se parecen a los caballos en que se burlan del que no las sabe domar.

José de Letamendi

Toda autoridad usurpada es ineficaz y sus actos son ¡NULOS!

María Corina Machado

Cuando la opinión es la que derriba, derriba para siempre; la violencia deja tras de sí, al derribar, la probabilidad de la reacción a la fuerza hoy vencida y que puede ser vencedora mañana.

Mariano José de Larra

Siempre que un hombre hace algo perfectamente estúpido, lo hace por el más noble de los motivos.

Oscar Wilde

Los soñadores no pueden ser domados.

Paulo Coelho

Casarse por segunda vez es el triunfo de la esperanza sobre la experiencia.

Samuel Johnson

El mundo es mi país; la humanidad es mi aliento; hacer el bien es mi religión.

Thomas Paine