Frase de Kevin Spacey

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Si quieres que la gente te escuche, no puedes limitarte a darles una palmadita en el hombro, hay que usar un mazo de hierro, sólo enton... - Kevin Spacey

Si quieres que la gente te escuche, no puedes limitarte a darles una palmadita en el hombro, hay que usar un mazo de hierro, sólo entonces se consigue una atención absoluta.

Kevin Spacey

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Escucha más a tu intuición que a tu razón. Las palabras forjan la realidad pero no la son.

Alejandro Jodorowsky

Las únicas personas que te dejan algo son aquellas que te han ayudado.

Anónimo

La racionalidad es el reconocimiento del hecho de que la existencia existe, de que nada puede alterar la verdad, y de que nada puede ser más importante que el acto de percibirla, que se llama pensamiento...

Ayn Rand

Lo que cuesta mantener un vicio bastaría para criar dos hijos.

Benjamin Franklin

Vivir sólo merece la pena cuando tenemos dificultades ante nosotros. De lo contrario no hay ningún incentivo.

Eiji Yoshikawa

Ningún pueblo abrumado de impuestos es apto para dominar.

Francis Bacon

Decirle a alguien ¡qué joven estás! Es también una manera de decirle: ¡qué viejo eres!

Guillermo Pérez Villalta

No existe el fracaso, salvo cuando dejamos de esforzarnos.

Jean-Paul Marat

El poder político, católico o no, ni puede obligar a abrazar la fe religiosa que no gusta, ni puede impedir abrazar y profesar una fe que gusta.

Juan Pablo I

Mayo 10. Gracias a Dios por la lluvia, que ha limpiado toda la basura y suciedad de las aceras.

Robert De Niro

Es por lo tanto, el interés de todos, que cada uno, desde el nacimiento, deba estar bien educado, física y mentalmente para que la sociedad pueda ser mejor.

Robert Owen

Estar de acuerdo con un hombre inteligente restaura la normalidad.

Saul Steinberg

Quien se ha sumido en la poesía ya nunca se saldrá.

Vladimír Holan

El amor es como las mariposas: si las persigues desesperadamente se alejan, pero si te quedas quieto, se posan sobre ti.

Walter Riso

Las copas sin vino son pesadas, son arcilla como las vasijas de barro, mas al llenarlas de vino se hacen leves lo mismo que los cuerpos con las almas.

Yehuda Haleví