Frase de Mahoma

← Anterior Siguiente →
Una persona fuerte no es aquélla que tira al suelo a su adversario. Una persona fuerte es la persona que sabe contenerse cuando está encoleri... - Mahoma

Una persona fuerte no es aquélla que tira al suelo a su adversario. Una persona fuerte es la persona que sabe contenerse cuando está encolerizada.

Mahoma

Todas las frases de Mahoma →

Explorar Frases

Hay para cada hombre una mujer, una sola, que reúne todas las virtudes que ese hombre sueña... Pero el destino ha decidido que nunca jamás se crucen los caminos de ningún hombre con la mujer que para él fue concebida.

Alejandro Dolina

- Maestro, no creo en Dios. - ¡Qué importa, Dios cree en ti!

Alejandro Jodorowsky

Mucho de una sola cosa es lo mismo que nada.

Anónimo

Quizás la mente es mucho más poderosa de lo que nos creemos y aísla los pensamientos negativos y los recuerdos traumáticos.

Armando Rodera

Nadie puede sospechar cuántas idioteces políticas se han evitado gracias a la falta de dinero.

Charles Maurice de Talleyrand

Usted habla como alguien que se alimenta de poesía.

Edward Bulwer-Lytton

El verdadero matrimonio es una plegaria, un culto, es la vida hecha religión.

Henri-Frédéric Amiel

Tengo un gran problema, 170 kilos de problema: Geoff Capes.

Jón Páll Sigmarsson

Fue tan mágico que casi desaparecemos en un sombrero.

Josh Homme

Para juzgar cuánto importunamos al hablar de nosotros mismos, debemos tener en cuenta cuánto nos molestan cuando hablan sí mismos.

Madame de Sévigné

El Señor tiene bastante gracia para resolver todo dilema que tú enfrentes, para limpiar toda lágrima que derrames, y para contestar toda pregunta que le hagas.

Max Lucado

Mientras se gana algo no se pierde nada.

Miguel de Cervantes

La ética es lo fundamental de la estética.

Ramón María del Valle-Inclán

Si yo estoy persuadido de algo, o meramente si pienso algo, es porque yo soy.

René Descartes

Se había acostumbrado a depositar esperanzas en descubrimientos misteriosos y extraordinarios, y por eso se había metido por los callejones estrechos y retorcidos de la sensualidad. No por una perversión, sino movido por una situación espiritual todavía desprovista de meta.

Robert Musil