Frase de Oliverio Girondo

← Anterior Siguiente →
Lloremos. ¡Ah! Lloremos purificantes lágrimas, hasta ver disolverse el odio, la mentira, y lograr algún día -sin los ojos lluviosos... - Oliverio Girondo

Lloremos. ¡Ah! Lloremos purificantes lágrimas, hasta ver disolverse el odio, la mentira, y lograr algún día -sin los ojos lluviosos- volver a sonreírle a la vida que pasa.

Oliverio Girondo

Todas las frases de Oliverio Girondo →

Explorar Frases

Ante la lógica, a veces dudo. Pero lo imposible me parece probable a primera vista.

Alphonse Allais

La inmortalidad es una posibilidad muy remota, lo admito. Pero alguien tiene que ser el primero.

Bill Cosby

A lo mejor el ojo sí que es como una ventana al alma.

Brit Marling

Tenemos lo que queremos, además de tenernos el uno al otro. Tenemos la capacidad de saber admirar, amén de muchas otras importantes convicciones.

Henry James

Si alguien tomaba el Lotus y lo aceleraba a fondo, lo rompía. En cambio Jim Clark lo entendía.

John Surtees

Desventurado el hombre que no tiene quien le amoneste cuando tiene necesidad de ello.

Juan Luis Vives

Tiene que haber alguna razón psicológica profunda por la que volvemos instintivamente hacia casa en este momento tan especial, un lugar donde todos los días será Navidad, con todos juntos.

Marjorie Holmes

¿Es acaso posible reducir el tamaño del gobierno? Creo que hay una sola manera de lograrlo: de la misma manera que los padres controlan a los hijos botarates, reduciéndoles su estipendio. En el caso del gobierno, eso equivale a reducir los impuestos.

Milton Friedman

Disfruta cada hora de este día porque nunca volverán.

Og Mandino

Desnuda eres tan simple como una de tus manos: lisa, terrestre, mínima, redonda, transparente. Tienes líneas de luna, caminos de manzana.

Pablo Neruda

Ningún hombre es lo suficientemente sabio por sí mismo.

Platón

El respeto no se exige, el respeto se gana.

Risto Mejide

Los vicios declarados, lo mismo que las enfermedades, son más leves.

Séneca

Los duques, en latín duces eran los generales en tiempos de guerra; los condes, comites, eran, por razón de amistad, los que acompañaban al general, y se les encargaba gobernar y defender las plazas ya conquistadas y pacificadas; los marqueses, marchiones, eran los que gobernaban las marcas o provincias fronterizas del imperio.

Thomas Hobbes

La alegría, fecunda; el dolor da a luz.

William Blake